Entre los mitos ya fundados y muy extendidos de la literatura es, posiblemente, el de Alicia uno de los más difundidos. Alicia, la niña que crece y la niña que empequeñece, la niña que juega y atraviesa espacios y tiempos. Es esta cualidad la que vuelve a Alicia y al ambiente de infancia en poética y fantástica, porque nos abre a otros mundos y otras voces.
En el texto que Carlos Emiliano Osella y Micaela van Muylem compusieron en colaboración, los trazos, el de la letra y el de la ilustración, dialogan, se tensionan y se complementan.  Palabra y trazo desmesurado, rebasamiento de la posibilidad poética que se hace voz y marca insolente sobre la madera y el papel. ¿Cuál es la Alicia que Carlos y Micaela imaginan en nuestro tiempo? ¿Qué aspecto de Alicia se ha resemantizado? ¿Cómo se funda un nuevo mito?
En la potencia de trazo y de la voz poética yace una Alicia de nuestros tiempos, Alicia y sus monstruos, que –tal vez- son los nuestros: los que compartimos con Carlos y Micaela.
 
Magdalena González Almada